HSV, los héroes de Atenas.
El 25 de mayo de 1983 fue el día más importante
en la ya centenaria historia del Hamburger SV y, por ende, en la carrera
futbolística de los que aquel día tuvieron la fortuna de portar en su pecho el
famoso ‘rombo’ del HSV sobre el césped del Estadio Olímpico de Atenas. Aquel
día el conjunto dirigido por Ernst Happel y capitaneado por Horst Hrubesch alzó
la preciada Copa de Europa. Por unos instantes, aquellos jugadores se debieron
sentir como héroes de la mitología griega a quienes el favor de los dioses
había permitido derrotar a un rival temible y superior sobre el papel: la
Juventus de Turín de los Zoff, Gentile, Scirea, Cabrini, Platini, Tardelli,
Boniek, Bettega o Rossi.
Es verdad que el Hamburgo disponía por entonces
de muy buenos jugadores dentro de la escena futbolística internacional como
Kaltz, Magath o Hrubesch, pero aún así, a nivel individual no había apenas
punto de comparación con un adversario plagado de campeones del mundo apenas un
año antes, y que además contaba con dos de los mejores futbolistas del panorama
europeo y mundial en aquellos años como el polaco Zbigniew Boniek y, sobre
todo, el francés Michel Platini.
La clave del éxito habría que buscarlas entonces
en un bloque de jugadores en el cual cada pieza encajaba perfectamente y se
complementaba de una manera precisa con las demás, y en un técnico que rayaba
la genialidad táctica como era el austriaco Ernst Happel. Ese día su
planteamiento se basó en una agresiva defensa zonal que desactivó el juego
habitual de la Juve, complementada con marcas especiales. De ese modo, Groh no
le sacó el ojo de encima a Boniek, Rolff taponó el radio de acción de Platini,
el danés Lars Bastrup salió con la misión de arrastrar con sus movimientos a
Claudio Gentile para crear espacios que facilitaran las subidas de Bernd
Wehmeyer, Jakobs estuvo siempre atento a los movimientos de Paolo Rossi…
Seguramente también influyó que en aquel equipo
del HSV había hasta ocho jugadores que tres años antes habían vivido en el
Santiago Bernabeu la frustrante sensación de una Final perdida (1-0 ante el
Nottingham Forest) cuando todos les daban como favoritos, y que no querían
volver a dejar pasar la oportunidad de tocar el cielo del futbol europeo con
sus manos. Quizás por eso, justo en el momento de saltar al césped del Olímpico
de Atenas, el capitán Hrubesch se giró hacia sus compañeros y les dijo: “¿Verdad
que esta vez estamos aquí para levantar la Copa?”.
Ya han transcurrido casi 32 años de aquella
gesta, y es más que posible que muchos de los nombres de los jugadores que
integraban aquel equipo hayan caído en el olvido, pero también es probable que
más de uno se pregunte qué fue de este o aquel futbolista. Algunos de aquellos
“héroes atenienses” han seguido vinculados al fútbol de élite y los buenos
aficionados han podido seguirles la pista con el paso de los años, mientras que
otros desaparecieron para siempre de la escena pública y, en algún caso, han
tenido devenires en sus vidas ciertamente curiosos.
Vamos con ellos:
ULRICH STEIN: Fue una de las piezas clasves en
aquella Final. Para siempre quedarán en el recuerdo dos grandes paradas, una en
los primeros compases del partido tras un cabezazo a bocajarro de Bettega tras
centro de Gentile, y otra a remate de volea de Antonio Cabrini en la que hizo
gala de unos reflejos y una agilidad felinas, cumpliendo así lo que les dijo a
sus compañeros en los vestuarios: “A mí no me van a meter hoy un solo gol,
así que vosotros lo único que tenéis que hacer es marcar uno”. Como jugador
nacido en Hamburgo, fue uno de los que más sintió aquel título. Sin embargo,
tras disputar 209 partidos con el HSV entre 1980 y 1987, tuvo que dejar el club
por la puerta de atrás después de agredir al delantero bávaro Jürgen Wegmann en
la final de la Supercopa alemana de 1987.
Tras cumplir una sanción de diez semanas, fue
traspasado al Eintracht Frankfurt, donde acumuló un total de 294 encuentros
hasta 1994. Ya en el ocaso de su carrera, regresaría al HSV con 40 años para
disputar la que parecía iba a ser su última temporada. Sin embargo, y tras una
breve experiencia como entrenador del modesto 1.FC Langen (Bezirksliga
Offenbach), todavía jugaría dos años más bajo los palos del Arminia Bielefeld,
el que había sido su equipo en sus inicios como guardameta profesional.
Retirado oficialmente en 1997, en el 2000 se hizo
cargo del TuS Celle y en 2001, ya con 47 años a cuestas, volvió a calzarse las
botas para ayudar al Kickers Emden (Oberliga Niedersachsen-Bremen),
que tenía a todos sus porteros lesionados, en un partido ante el BV
Cloppenburg. No contento con ello, Stein aún tendría tiempo para otro breve
regreso a los campos, en este caso en 2003 cuando defendió en tres partidos la
meta del VfB Fichte Bielefeld (Oberliga Westfalen).
A partir de ahí, la vida de Uli Stein ha dado
muchas vueltas. En 2006 disputó junto con otros ex futbolistas de toda Europa
la “Football & Poker Legends Cup”, en la que acabó en tercera posición
formando parte del equipo alemán. Un año más tarde, emprendería junto a Berti
Vogts la aventura africana, ejerciendo la labor de entrenado de porteros de la
selección de Nigeria. En 2008, y de nuevo junto a Vogts, se marchó a trabajar
con la selección de Azerbayán, labor que sigue desempeñando en la actualidad.
Además, desde 2010 apadrina el Hospital Infantil de Bethel, en Bielefeld, donde
se da asistencia a niños con enfermedades incurables.
MANFRED KALTZ: nacido en la ciudad de
Ludwigshafen am Rhein (Renania-Palatinado), es el futbolista que más partidos
ha disputado con la camiseta del HSV en la Bundesliga: nada menos que 581 entre
1971 y 1989. Salvo una breve experiencia en el fútbol francés, Manni
siempre defendió los colores del conjunto hanseático, el cual, por triste que
resulte, jamás le realizó ningún tipo de homenaje una vez que abandonó la práctica
activa del fútbol.
Kaltz era el prototipo de lateral moderno, capaz
de subir y bajar incansablemente por la banda derecha, defender con solvencia,
sacar el balón controlado desde atrás (llegó a jugar de líbero con la selección
alemana en el Mundial de 1978) y centrar al área como los dioses, tanto es así
que sus “Bananenflanken” (centros banana) todavía hoy no han encontrado
parangón. Su estampa con las medias bajadas y jugando sin espinilleras resultan
una imagen realmente evocadora de aquellos años, tanto como su efectividad en
el lanzamiento de penaltis (marcó 53 de los 60 que lanzó en partidos de liga,
un récord que aún perdura).
Tras su retirada, Manfred Kaltz siempre se
mantuvo vinculado al fútbol, si bien siempre en un segundo plano. Su labor más
destacada la ejerció en la campaña 2000/2001 cuando fue segundo entrenador del
Eintracht Frankfurt. De resto, ha preferido dedicarse al fútbol de base,
enseñando a los más jóvenes algunos de los conocimientos acumulados en su larga
y exitosa trayectoria. Así, en 2002 fundó una escuela de fútbol en Hamburgo,
luego ejerció como entrenador del equipo juvenil del Hannover 96 y, en la
actualidad, trabaja en la escuela de fútbol del VfL Bochum.
Está casado en terceras nupcias con la pintora
Vineeta Oertel, con la que tiene una hija, Emilia-Karlotta.
BERND WEHMEYER: natural de la pequeña ciudad de
Herford, en Renania del Norte-Westfalia, era uno de esos jugadores que no hacen
mucho ruido pero cuya labor es imprescindible dentro de un equipo para que
otros como Magath puedan lucir sus condiciones. “Fummel”, apodo que le
puso su compañero Hrubesch durante un entrenamiento, era habitualmente un
lateral izquierdo que hacía gala de rapidez y buenas maneras por su banda.
Había llegado en 1978 al HSV sin unas expectativas demasiado grandes, pero en
sus ocho temporadas a orillas del Elba ofreció un rendimiendo más que sólido a
lo largo de 183 partidos ligueros.
Como curiosidad, hemos de decir que Wehmeyer en
sus inicios jugaba en realidad de extremo derecho. Sin embargo, durante un
torneo disputado en 1981 en Lieja ante el Standard, el técnico Ernst Happel,
que había dirigido durante los dos años anteriores al conjunto belga, le colocó
de lateral derecho para controlar al escurridizo y veloz extremo zurdo local Simón
Tahamata. Y lo hizo tan bien que a partir de entonces retrasaría ya para
siempre su posición, si bien hubo de mudarse de banda, ya que la derecha era
propiedad indiscutible de Kaltz.
Tras abandonar el fútbol en 1986, se mantuvo
alejado del mismo hasta 1995, año en el que Uwe Seeler se hizo cargo de la
presidencia del HSV y le confío a Bernd Wehmeyer la complicada tarea de ser el
Director Deportivo de un club que atravesaba por una complicada situación
institucional. Posteriormente, en 1998 asumió el cargo de delegado del
Hamburgo, en el cual se ha mantenido hasta la actualidad. Y ello a pesar de que
su salud ha pasado por diversos contratiempos en los últimos años: en 2011
sufrió un infarto mientras hacía ejercicio, y apenas tres meses después hubo de
ser operado de próstata al serle detectado un cáncer en fase inicial y que, por
suerte, ha superado.
DITMAR JAKOBS: otro jugador originario de Renania
del Norte-Westfalia, en este caso de Oberhausen. Llegó al HSV en 1979 por
recomendación de Horst Hrubesch y ya con 26 años cumplidos, tras diez
temporadas de experiencia repartidas entre Rot-Weiss Oberhausen, TB Berlín y
MSV Duisburg, en las que siempre dio muestras de ser un jugador con carácter y
capacidad de liderazgo. Lo curioso es que empezó jugando de centrocampista
defensivo con capacidad para ver portería con cierta facilidad, y hasta su
marcha al Duisburg no retrasó su posición al centro de la defensa, donde
alternaba como marcador y como líbero.
En el HSV se mantuvo durante otras diez
temporadas en las que siempre fue titular y jugador indispensable, tanto que
sumó nada menos que 323 partidos ligueros en ese periodo. Además, en la edición
de 1983 de la Copa de Europa disputó todos los minutos de todos los partidos
disputados por el equipo en las eliminatoris previas y en la propia Final, en
la que se encargó de vigilar a Paolo Rossi. Su trayectoria ejemplar e impecable
le ha convertido con el paso de los años en todo un mito para los buenos
aficionados del Hamburgo, de hecho forma parte del “Hall of Fame” del
equipo.
Su despedida del fútbol, sin embargo, resultó
trágica. El 20 de septiembre de 1989, durante un partido de máxima rivalidad
ante el Werder Bremen, no dudó en lanzarse al suelo para evitar sobre la línea
un gol de Wynton Rufer, quien había picado el balón ante la salida de Richi
Golz. Tras despejar el balón, Jakobs deslizó sobre el césped e impactó contra
uno de los ganchos que sujetaban la red de la portería, el cual se le clavó en
la espalda afectando al sistema nervisoso. Después de 20 minutos de agonía, por
fin pudo ser liberado y llevado a un centro hospitalario. Las secuelas fueron
tan graves que hubo de abandonar el futbol tras ser declarado como inválido a
los 36 años.
En la actualidad Ditmar Jakobs, padre de tres
hijos y ya con cuatro nietos, vive junto a su esposa Gaby en Norderstedt
(Hamburgo), donde dirige una agencia de seguros.
HOLGER HIERONYMUS: al igual que Stein, también vino
al mundo en Hamburgo. A pesar de que era un jugador muy utilizado por Happel
para formar pareja junto a Jakobs en el centro de la zaga, especialmente cuando
Jimmy Hartwig adelantaba su posición al centro del campo, su presencia en la
Final ateniense fue un tanto afortunada, ya que Hartwig no pudo disputarla tras
ver una inoportuna cartulina amarilla en el partido de vuelta de la semifinal
disputada ante la Real Sociedad. De esta manera, Holger pudo disfrutar de un
momento de máxima felicidad que haría más llevaderos los tragos amargos que
vendrían no mucho después.
Hieronymos fichó por el HSV en 1979 procedente
del otro equipo de la ciudad, el FC St. Pauli, y tras solo cinco temporadas y
121 partidos en la élite tuvo que abandonar el fútbol con apenas 25 años. El 31
de marzo de 1984 se rompió la rodilla tras un desafortunado encontronazo con
Fritz Walter, por aquel entonces jugador del Waldhof Mannheim. Era un líbero
elegante y de un enorme talento y proyección, tanto que muchos ya veían en él
al sustituto del gran Franz Beckenbauer. Solo pudo jugar tres partidos con la
selección germana, pero ya comenzaba a ser un habitual en las convocatorias.
Tras retirarse, fundó una empresa con varios
centros de rehabilitación llamada “Zentralverband ambulanter Rehazentren”, uno
de ellos gestionado junto a su ex compañero Ditmar Jakobs. Años más tarde,
desde junio de 1998 hasta agosto de 2002, ejercería como Director Deportivo del
HSV sustituyendo en el cargo a otro ex compañero como Bernd Wehmeyer. Como dato
curioso, señalar que en junio de 2001 dirigió al HSV en dos partidos como entrenador
interino tras el cese de Frank Pagelsdorf.
En febrero de 2005 se convirtió en presidente de
la DFL (Deutsche Fußball Liga) y miembro del comité ejecutivo de la DFB
(Federación Alemana de Fútbol). Sin embargo, el 16 de abril de 2010 sufriría en
su vivienda de Frankfurt un derrame cerebral que le mantuvo durante cinco días
en coma, si bien logró recuperarse casi por completo tras pasar cinco semanas
ingresado en una clínica y llevar a cabo una dura rehabilitación. Finalmente,
el 30 de septiembre renunció a su cargo en la DFL.
WOLFGANG ROLFF: Natural de Lamstedt, un pequeño
pueblito de apenas 3.000 habitantes situado en la Baja Sajonia, fichó por el
Hamburgo en 1982 procedente del Fortuna Köln, equipo de la segunda división
alemana. De la mano de Happel se convirtió en otra pieza básica dentro del
equipo jugando de mediocentro defensivo, donde era el auténtico motor que
aportaba empuje al tiempo que hacía el trabajo sucio para que otros lucieran su
clase. Además, llegó siendo un proyecto de buen jugador y terminó vistiendo en
37 ocasiones la camiseta de la Mannschaft.
El papel de “Wolle” en la Final de Atenas
fue absolutamente clave. Se dice que el lunes 23 de mayo, 48 horas antes de la
misma, Happel no paraba de analizar el video del partido de vuelta de la otra
semifinal disputada por la Juventus ante los polacos del Widzew Lodz, y que
finalmente llamó a los jugadores para visionarlo también con ellos. Cuando
terminó, todos se levantaron y se fueron. Todos menos Wolfgang Rolff. Happel le
dijo que siguiera sentado. Lo miró de frente y le preguntó: ¿Te encargas tú
de Platini? Un tipo seguro y ambicioso como Rolff no rechazó el reto.
Seguidamente Happel le mostró un video de 40 minutos en el que estaba resumido
todo el repertorio del astro francés. Dos días más tarde lo anuló por completo…
Sin ser un goleador ni mucho menos, era un
jugador que tenía llegada. Y bien que lo demostró aquella misma temporada
cuando en la última jornada marcó el gol del 1-2 en Gelsenkirchen tras un
recibir un gran pase en profundidad de Magath, y que le daba al HSV el título
liguero. Tras cuatro temporadas y 129 partidos luciendo el ‘rombo’, Rolff se
marchó al Bayer Leverkusen, donde como capitán levantó en 1988 la Copa de la
UEFA. Luego vendrían Racing de Strasburgo, KFC Uerdingen, Karlsruher SC, 1.FC
Köln y, finalmente, el Fortuna Köln, donde colgó las botas en 1996.
De inmediato se inició su carrera en los
banquillos, casi siempre en calidad de segundo entrenador. En la temporada
1996/97 debutó como asistente de Felix Magath en el HSV. Luego vendrían
media temporada como técnico del SV Meppen; unos meses como ayudante de
Winfried Schäfer en el VfB Stuttgart, donde tras su cese dirigió al equipo en
tres partidos; ayudante de Berti Vogts en el Bayer 04 Leverkusen;
ayudante de Vogts en la selección nacional de Kuwait; ayudante de Thomas
Schaaf en el Werder Bremen; y desde julio de 2014 es ayudante de Schaaf en el
Eintracht Frankfurt, cargo que alterna con el de asistente de Vogts en la selección
de Azerbayán.
Y para finalizar, algo que pocos saben: Wolfgang
Rolff ha escrito dos libros infantiles cuyos beneficios ha donado íntegramente
a Unicef…
JÜRGEN MILEWSKI: este pequeño delantero nacido en
Hannover era otro de esos jugadores que nunca había sobresalido de manera
especial, ni primero en el Hannover 96 ni luego en el Hertha de Berlín, hasta
su llegada al HSV, equipo en el que verdaderamente mostró todo su potencial
como atacante, especialmente en la posición de extremo diestro. Jugó 6 temporadas
con el cuadro hanseático, anotando 48 goles en 130 partidos de la Bundesliga.
En 1985 fichó por el St. Etienne francés, pero sus problemas con el talón de
aquiles apenas le permitieron jugar 5 encuentros en tres años. En 1988 regresó
a Hamburgo y, tras una campaña en el conjunto amateur del HSV, decidió colgar
las botas.
“Mile” era un jugador tremendamente listo
y oportunista en el área, amén de rápido y descarado con el balón en los pies.
Happel llegó a decir que “corre como una máquina de coser, nunca se cansa…”,
y era cierto. También era capaz de dejar sentado y con cara de tonto a su par
en el espacio que ocupa una baldosa. Lástima que las lesiones no le dieran
continuidad, especialmente cuando estaba en la mejor edad para un futbolista.
Sus compañeros del HSV solían bromear con él llamándole “Cristal” por la
facilidad con la que se rompía.
Terminada prematuramente su carrera como jugador,
Jürgen Milewski comenzó a ejercer como representante de jugadores en la
empresa “IMG”, actividad que sigue desempeñando en la actualidad. En este
sentido hay que decir que, ya desde su etapa de jugador, era él quien negociaba
personalmente sus propios contratos. En estos años ha llevado los intereses de
jugadores como Hasan Salihamidzic, Gerald Asamoah, Aaron Hunt, Sören Bertram,
Alexander Meier o Tunay Torun, y desde 1999 posee la licencia para ejercer como
agente de jugadores en los Estados Unidos. Hoy en día su empresa se llama
“T21plus Sportsmanagement GmbH”. También es miembro de la Fundación “Jens Jeremies
Stiftung”, dedicada a ayudar a niños y jóvenes en riesgo de exclusión social.
JÜRGEN GROH: Natural de Heppenheim (Hessen),
se inició en el fútbol modesto (SV Heppenheim uy VfR Bürstadt) antes de dar el
salto en 1976 al 1.FC Kaiserslautern. Sus buenas actuaciones con el conjunto
renano-palatino le permitieron fichar en 1980 por el HSV, un equipo que se
encontraba inmerso por entonces en su época dorada, de hecho venía de ser
subcampeón tanto de Europa como de la Bundesliga. Siempre en labores defensivas,
su polivalencia le permitía jugar en cualquiera de los puestos de la zaga,
además de cómo centrocampista de contención. Eso si, siempre con las medias
caídas hasta los tobillos.
“Joschi” encajó a la perfección en el
sistema de juego propuesto por Ernst Happel a partir de 1981. Era un auténtico
“perro de presa” tanto en defensa como en la parcela ancha, incansable en la
tarea de presionar y recuperar, tanto que la prensa llegó a bautizarle como el
“Emil Zatopek del HSV”. Formaba junto a jugadores como Wehmeyer o Rolff un
grupo de jugadores de equipo que, sin destacar por su finura técnica,
realizaban una labor imprescindible de cara al perfecto engranaje del equipo.
En 154 partidos apenas anotó 4 goles para el Hamburgo, dejando claro que esa no
era su función en el campo. Eso si, siempre quedará para la historia que de sus
botas partió el pase sobre Magath que acabó en el gol que sentenció la Final de
Atenas.
Tras apenas media temporada en el Trabzonspor
turco, en 1986 regresó al 1.FC Kaiserslautern, donde durante tres campañas
aportó su enorme capacidad de trabajo para evitar el descenso del equipo. A
partir de 1989 apuró su retirada jugando en varios equipos modestos (SV
Edenkoben, SV Fürth, VfR Fehlheim y Olympia Lorsch). En 1997 estuvo colaborando
durante un tiempo con la “1. Fußballschule Rhein-Neckar”, una escuela de
fútbol radicada en Mörlenbach, y hasta no hace mucho era habitual verle jugar
con el equipo de veteranos del HSV.
Hasta su jubilación estuvo trabajando como
cartero tanto en su Heppenheim natal como en Landstuhl (Renania-Palatinado),
labor que ya desempeñaba antes de convertirse en futbolista profesional.
Actualmente vive en Körborn (Sarre).
HORST HRUBESCH: Sin duda ninguna, se trata de uno
de los jugadores más exitosos y populares que jamás se calzó las botas para
defender los colores del HSV. Nacido en plena Cuenca del Ruhr, concretamente en
Hamm (Renania del Norte-Palatinado), ha quedado en la historia como uno de los
mejores delanteros-centro de la historia del fútbol alemán. Todavía hoy
Hrubesch sigue siendo recordado por sus tremendos goles de cabeza, muchos de
ellos rematando los precisos centros desde la derecha de Manni Kaltz, de ahí el
sobrenombre de “Kopfballungeheuer”, algo así como “la bestia de los
cabezazos”.
Sus primeros pasos los dio en clubes de la zona
(FC Pelkum, Germania Hamm, SpVgg Hamm y SC Westtünnen) antes de que el RW Essen
le descubriese para jugar con ellos dos campañas en la Bundesliga. Sus
impresionantes registros (80 goles en 83 partidos, 38 en la Bundesliga y 42 en
una única temporada en la 2.Liga) le convirtieron en objeto de deseo por parte
de los grandes del fútbol alemán, siendo finalmente el HSV quien se quedó con
“El Largo”, que era como le conocían entonces. A orillas del Elba disputó 159
partidos de liga en cinco temporadas, anotando nada menos que 96 goles (máximo
goleador de la temporada 1981/82 con 27 goles).
Sería injusto catalogar a Hrubesch como un mero
rematador de cabeza. Sobre todo con Happel en el banquillo fue mejorando en
otros aspectos del juego, especialmente a nivel táctico, y con el pie también
dominaba varios recursos. En la Final de Atenas se quedó sin marcar, lo cual no
impidió que su imagen quedara para siempre en la retina de los seguidores del
HSV, ya que como capitán fue el encargado de alzar la Copa de Europa al cielo
ateniense. Sin embargo, esa imagen no fue tenida en cuenta por la directiva
hanseática, quien no se plegó a sus pretensiones económicas, por lo que en 1983
se marchó a Bélgica para militar en el Standard de Lieja. Ya limitado por las
lesiones, en la temporada 85/86 regresó a la Bundesliga para jugar un año con
el Borussia Dortmund.
Una vez retirado del fútbol, Horst Hrubesch
inició una larga y exitosa carrera como entrenador: Rot Weiß Essen, VfL
Wolfsburg, Tirol Innsbruck, Hansa Rostock, Dynamo Dresden, Austria Wien y
Samsunspor. En 1999 recibió una oferta de la Federación Alemana (DFB) para
trabajar con las categorías inferiores (ha dirigido a los sleccionados sub-18,
sub-19, sub-20 y sub-21, de hecho en la actualidad sigue al frente de esta
última).
Desde su infancia fue siempre un gran enamorado
de la pesca, de hecho es coáutor de un libro sobre este tema del cual se han
publicado tres ediciones y que llegó a agotarse en Escandinavia. Hoy vive en
Lüneburger Heide junto a su esposa Angelika, donde posee una granja dedicada a
la cría de caballos de raza.
FELIX MAGATH: Hijo de madre prusiana y de padre
puertorriqueño (soldado del ejército norteamericano), nació en la ciudad bávara
de Aschaffenburg. Apenas un año después su padre les abandonó para volver a
Puerto Rico. La primera vez que Felix supo de su progenitor fue después de recibir
una carta suya cuando ya tenía 15 años de edad, y no pudo visitarle para
conocerle en persona hasta el año 2.000. Hoy Magath admite haberle perdonado y
ahora mantienen una estrecha relación, de hecho le visita regularmente junto a
su familia.
En cuanto a la faceta futbolística, el entonces
presidente del HSV, el Dr. Peter Krohn, le fichó personalmente en 1976 del 1.
FC Saarbrücken, equipo de la segunda división, y durante diez temporadas
deleitó a todos con una clase fuera de lo común. Era un 10 clásico, lo que los
alemanes denominan un “Spielmacher”, es decir, el que piensa, el que
mueve los hilos, el que ordena y el que dirige al equipo. Y todo lo hacía a
partir de una zurda prodigiosa que convertía en realidad todo lo que discurría
su privilegiada mente.
Con el HSV disputó 306 partidos de liga (anotó 46
goles) y logró ganarlo todo: 3 Ligas (1979, 1982 y 1983), una Copa (1976), una
Recopa (1977) y, lo más importante, una Copa de Europa (1983). Vayamos
justamente a aquel 25 de mayo. Se jugaba el minuto 8 en el Estadio Olímpico de
Atenas, Groh toca el balón hacia la izquierda, sobre Magath, quien encara la
portería, deja por el camino a Bettega con un amago y desde 18 metros suelta
con la zurda un gran disparo al palo largo que sorprende a Zoff y se cuela por
la escuadra. “Fue el golpe más duro de mi carrera”, comentaría el gran
Dino Zoff años después. Todavía quedaba mucho partido, pero al final aquel
tanto fue el que decidiría el encuentro, quedando en la historia del HSV y
encumbrando a Magath como héroe eterno para sus aficionados.
Una vez retirado, Magath siguió ligado al fútbol.
Hasta mayo de 1988 fue Manager del HSV, labor que luego desempeñaría también en
el 1.FC Saarbrücken y en el Bayer Uerdingen. Tras una breve etapa trabajando
como economista, se inició en los banquillos como jugador-entrenador del
FC Bremerhaven (Verbandsliga), regresando seguidamente al HSV para ser segundo
entrenador del primer equipo y hacerse cargo del conjunto filial. En octubre de
1995 se convirtió en técnico del HSV. Luego vendrían 1. FC Nürnberg, Werder
Bremen, Eintracht Frankfurt, VfB Stuttgart, Bayern München, VfL Wolfsburg,
Schalke 04, de nuevo Wolfsburg y, finalmente, el FC Fulham inglés. Ha sido uno
de los cinco futbolistas que han ganado la Bundesliga como jugador y como
entrenador.
Además de cómo experto en finanzas (estudió
Ciencias Económicas), también ha trabajado como comentarista televisivo.
Miembro activo de varias instituciones benéficas, es un habitual corriendo
martones y un magnífico jugador de ajedrez. Está casado en segundas nupcias
desde 2003 y tiene seis hijos.
LARS BASTRUP: Este rubio danés era el único
jugador extranjero de aquel equipo que se consagró en Atenas, ya que ni su
compatriota Allan Hansen ni el serbio Borisa Djordjevic jugaron ante la Juve.
Solo militó en el HSV durante dos campañas (59 partidos y 18 goles), tiempo
suficiente para dejar su sello de magnífico extremo izquierdo o segundo
delantero, posición en la que hacía gala de velocidad, habilidad y olfato de
gol. Si a esto le unimos su entrega en el campo, no es de extrañar que no
tardara en convertirse en uno de los ‘favoritos’ de la hinchada.
Tras formarse en el Silkeborg AF, dio el salto al
IHF Aarhus, donde sus destacadas actuaciones le valieron una primera incursión
en la Bundesliga para disputar dos campañas en las filas del Kickers Offenbach,
regresando al Aarhus tras el descenso del equipo. Sería en 1981 cuando el
mánager Günther Netzer y el nuevo técnico Ernst Happel le convencieron para que
firmara con el HSV ya con 26 años, y su rendimiento fue magnífico, sobre todo
en su primera temporada, cuando logró 13 goles y formó una gran pareja atacante
con Horst Hrubesch.
En la Final de la Copa de Europa ante la Juventus
fue uno de los jugadores que más trajo de cabeza a la zaga italiana, ya que se
dejaba caer continuamente hacia la banda derecha para arrastrar consigo a su
marcador Gentile. Tuvo que ser sustituido en el minuto 53 tras recibir un
codazo precisamente de Gentile, el cual que le rompió la mandíbula por dos
sitios.
Tras abandonar el HSV en 1983, regresó a
Dinamarca, donde aún jugaría tres años más hasta retirarse definitivamente en
1986. Durante un tiempo siguió manteniendo contacto con Hamburgo y con el
propio HSV, de hecho solía tomar parte en los encuentros del equipo de
veteranos. En su país se convirtió en empresario, y aunque durante algún tiempo
realizó diversas funciones en el seno del FC Midtjylland, poco a poco se fue
alejando del mundillo futbolístico.
Y es que hoy las prioridades de Lars Bastrup,
licenciado por cierto en Literatura, son otras completamente diferentes. Junto
a su esposa creó una comunidad de judíos-mesiánicos en Risskov (Aarhus) que
mantiene estrechas relaciones con una comunidad judía del norte de Israel, país
en el que pasa varios meses al año. Su tiempo transcurre organizando los
encuentros comunitarios y estudiando la Biblia. Incluso hace unos años publicó
un libro sobre Israel.
THOMAS VON HEESEN: También era oriundo de Renania
del Norte-Westfalia, como Wehmeyer y Jakobs, aunque en este caso de la pequeña
ciudad de Höxter. Con apenas 18 años fue descubierto por el HSV, por lo que
tuvo la oportunidad de terminar sus estudios en Hamburgo, concretamente en el
Instituto Heidberg. En su primera temporada apenas disputó cuatro partidos, lo
que no hacía presagiar una larga carrera en el club norteño. Nada más lejos de
la realidad: Tommy terminó militando nada menos que 14 años en el
conjunto hanseático, donde jugó 368 partidos y logró marcar 99 goles.
Se hizo con un hueco en la historia del HSV al
disputar casi toda la segunda parte de la Final de Atenas tras sustituir al
lesionado Bastrup. A pesar de su larga y exitosa trayectoria, donde siempre
destacó por ser un fino y elegante centrocampista de corte ofensivo, nunca fue
siquiera convocado para jugar con la selección alemana, y hubo de conformarse
con apenas 6 presencias en el equipo sub-21. Siempre ofreció un extraordinario
rendimiento, incluso acabó llevando el brazalete de capitán en el HSV por su
experiencia y personalidad. En su última temporada en el equipo marcó 15 goles,
cifra más que respetable para un mediapunta, pero ya tenía 33 años y solo se le
ofreció un año más de contrato, por lo que optó por marcharse al Arminia
Bielefeld, donde marcó su gol 100 en la Bundesliga y se retiró en 1997.
Al igual que Hrubesch o Magath, también ha
desarrollado una larga carrera en los banquillos, función muchs veces alternada
con la de manager de sus equipos. Arminia Bielefeld (técnico interino),
Hannover 96, 1.FC Saarbrücken y 1.FC Nürnberg. En 2008 recibió una lucrativa
oferta para dirigir al Apollon Limassol chipriota, y tras ser cesado en enero
de 2010 se hizo cargo del SV Kapfenberg austriaco.
En los últimos años ha venido ejerciendo como
asesor deportivo, primero en el citado Kapfenberg y más tarde en el Legia
Gdansk polaco. En 2014 se unió a la plataforma “HSV-Plus” y en agosto fue
legido como miembro del consejo de administración de la nueva sociedad “HSV
Fussball AG”, cargo del que dimitió hace escasas semanas, si bien era una
decisión planeada desde el principio.
ERNST HAPPEL (Entrenador): Fue el verdadero ‘arquitecto’ de
aquel gran HSV que tocó la gloria en Atenas. Nacido en Viena en 1925, destacó
en su etapa de futbolista como defensa central del Rapid de Viena por su elegancia
y efectividad, además de por su sentido táctico del juego, lo que le valió para
ser internacional con Austria en 51 partidos, que para la época eran muchos.
Además, disputó en 1958 el Mundial de Suecia.
Su larga carrera en los banquillos, que le llevaría
a ser uno de los mejores entrenadores de la historia del fútbol, se inició en
1962 dirigiendo al ADO Den Haag holandés. Ya en aquel entonces comenzaban a
quedar claras las claves de su fútbol: pressing asfixiante sobre el rival para
recuperar la pelota y ataques constantes (“Prefiero un 5-4 antes que un 1-0”).
Su siguiente estación fue el Feyenoord, al que hizo campeón de Europa en 1970 y
con el que logró también la Copa Intercontinental. Luego vendrían el Sevilla
FC, al que casi clasifica para la Copa de la UEFA y, sobre todo, el gran FC
Brujas de la segunda mitad de los 70, equipo al que transformó en uno de los
mejores de Europa y del mundo.
En 1978 fue contratado por la federación
holandesa para dirigir a los tulipanes en el Mundial de 1978. La historia
ya la sabemos: Holanda fue subcampeona del mundo tras caer ante la anfitriona
Argentina por 3-1 en la prórroga. Se cuenta que a la vuelta fue invitado a una
recepción por parte de la Reina Juliana. Como ésta tardaba en hacer acto de
presencia, Happel se dirigió al entonces príncipe Guillermo y le dijo: “¿Sabes
si tu mami se va a retrasar mucho? Dile que tengo algo de prisa y que me tengo
que ir…”. Tras unos meses en el modesto Harelbeke, en 1979 se hizo cargo
del Standard de Lieja antes de llegar, por fin, al HSV en 1981.
En Hamburgo permaneció hasta 1987. Con Happel en
el banquillo el HSV sumaría dos Ligas, una Copa de Alemania, una Copa de
Europa, dos subcampeonatos ligueros y un subcampeonato de la Copa de la UEFA.
Era el momento de regresar a casa: tomó las riendas del FC Swarovski Tirol, con
el que sumaría dos campeonatos y una copa antes de asumir el cargo de
seleccionador austriaco en 1992. Lamentablemente, solo pudo ejercerlo durante
once meses, ya que el 14 de noviembre falleció a consecuencia de un cáncer de
pulmón (era un fumador empedernido). Desaparecía así un tipo que siempre decía
que “un día sin fútbol es un día perdido”.
Alrededor de aquella final
El día del partido, a media mañana, Ernst Happel
se llevó a sus jugadores más experimentados a un campo de golf a las afueras de
Atenas. Allí estaban Felix Magath, Dietmar Jacobs, Uli Stein, Manfred Kaltz y
Horst Hrubesch. El objetivo era que transmitieran tranquilidad al resto de sus
compañeros. “Pensad que es un partido amistoso y no el momento más
importante de vuestras vidas”, les dijo el técnico austriaco. “Mantened
la concentración. Los italianos dan el partido por ganado. Están convencidos de
ello”. Y así fue; los veteranos cumplieron con su papel y fueron básicos en
la victoria, pero también lo fueron los Jürgen Groh, Bernd Wehmeyer, Wolfgang
Rolff, Holger Hieronymus… Los secundarios, como se les consideraba, supieron
estar a la altura aquella tarde.
También la manera de afrontar aquella Final hacía
de HSV y Juventus dos mundos totalmente opuestos. Felix Magath aún recuerda
como, en el momento de salir al campo para inspeccionar el estado de la hierba,
él lo hizo en chándal y con sus botas de juego ya calzadas. En esos momentos se
cruzó con su colega Michel Platini, quien se dirigía al terreno de juego para
realizar la misma rutina, solo que el francés lo hacía con zapatos de cuero e
impecable traje de diseño. Luego uno marcaría el gol de la victoria y al otro
no se le vio en toda la tarde, totalmente anulado por Rolff. “Después de 60
minutos me habría ido del campo si hubiera podido”, declaró Platini poco
después.
Y otro dato a tener en cuenta: la Juve estuvo
apoyada en Atenas por unos 50.000 aficionados, de los cuales casi 20.000 se
trasladaron a la capital griega en diversos vuelos chárter y el resto lo hizo
por carretera. Todo estaba listo para que la Final fuera una fiesta turinesa
con la consecución del que debería haber sido su primer entorchado europeo. En
frente, el HSV estuvo jaleado por apenas 5.000 entusiastas seguidores. A más
distancia, 18,7 millones de alemanes siguieron el partido en directo por la
cadena ARD, y se dice que casi toda Italia también estaba esa tarde de parte de
los hanseáticos…
Ficha del partido
Hamburger SV: Uli Stein, Manfred Kaltz, Ditmar
Jakobs, Holger Hieronymus, Bernd Wehmeyer, Jürgen Groh, Wolfgang Rolff, Lars
Bastrup (56’ Thomas von Heesen), Felix Magath, Jürgen Milewski y Horst
Hrubesch.
Juventus: Dino Zoff, Claudio Gentile, Gaetano Scirea,
Sergio Brio, Antonio Cabrini, Massimo Bonini, Marco Tardelli, Michel
Platini, Zbigniew Boniek, Roberto Bettega y Paolo Rossi (56’ Domenico
Marocchino).
Gol: 1-0, Felix Magath (minuto 8)
Árbitro: Nicolae Rainea (Rumanía).
Estadio: Olímpico de Atenas (73.500
espectadores). Se recaudaron al cambio actual unos 2 millones de euros, de los cuales ambos finalistas se llevaron unos 500.000 euros cada uno.
espectadores). Se recaudaron al cambio actual unos 2 millones de euros, de los cuales ambos finalistas se llevaron unos 500.000 euros cada uno.
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